El repentino y sorprendente anuncio del Gobierno de Marruecos de suspender las líneas aéreas con España y Francia dejó apenas 24 horas de margen a los turistas como yo para buscar alternativas y evitar quedar atrapados en el país. Desde el martes a medianoche, todas las interconexiones quedaron paradas hasta nueva orden.
Turistas y expatriados europeos se vieron sorprendidos por una situación inédita, y hasta inesperada, ante las numerosas reservas de hoteles y la buena gestión de la crisis y de la campaña de vacunación contra el coronavirus en el país.
Ese día, 30 de marzo, fue el último de libertad para poder coger un avión. Marrakech, la ciudad más turística de Marruecos, se agitó ante el anuncio de cierre y la falta de tiempo. Éramos varios españoles y franceses que buscábamos alternativas para volver a Europa.
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