Vicente Coll – Madrid

Alumno de la XIX Edición del Máster en Edición, Producción y Nuevas Tecnologías Periodísticas

El teatro no ha muerto. Y el periodismo, por mucho que quieran matarlo, tampoco.
La mezcla de ambos ha nacido hace relativamente poco y su éxito augura un
interesante futuro. Diario Vivo es el milagro de la sencillez: en tiempos de realidad
virtual, ¿cuántos espectáculos necesitan solo de la voz y el relato para triunfar?

El proyecto, diseñado y encabezado por los periodistas François Musseau y
Vanessa Rousselot, llegó al céntrico Cofidis Alcázar después de medio año de
gestación y cuidadosos mimos. A diferencia de anteriores ocasiones, y como
prueba de la buena acogida del público madrileño, fueron dos las sesiones
organizadas en esta sala: 11 y 12 de noviembre. Ambas noches hubo que colgar el
cartel de “entradas agotadas”.

Sara Acosta, Clemente Álvarez, Bruno Galindo, Anónimo García, Laureana
Geraldes, Cruz Morcillo, Alfonso Pardo, José Piris y Karina Sainz-Borgo. Nueve
voces que trascendieron del nombre. Personajes siempre relacionados con el
mundo de la comunicación y la expresión, pero cuyas historias profundizaron en lo
humano. Reflexiones, preguntas retóricas, anécdotas de juventud e ironías casi
terribles fueron las verdaderas protagonistas de la sesión. Solo el crujir de las
tablas y las múltiples ovaciones interrumpieron la sucesión de recitales orales.

Conviene resaltar la valentía de los organizadores de Diario Vivo: nadie sabe
quiénes serán los invitados hasta que ellos mismos aparecen de entre el público,
en penumbra y al son de una improvisación de acordeón. Este rito, casi
procesional, instaura el ambiente reposado, lento y tranquilo que caracteriza la
función. Hoy, que lo comercial y lo rápido son la religión del ciudadano urbano,
Diario Vivo apuesta por el anonimato y una narrativa a velocidad de paseo por la
playa. ¿Pagaría usted por ir al cine sin saber qué película verá? Si la sala se
encarga de manera exhaustiva en conseguir y mostrar las mejores historias, la
respuesta probablemente sea un sí.

Medio año va a tocar esperar para disfrutar de nuevo de Diario Vivo y sus secretas
voces. Un proyecto tan cuidado, elaborado y perfeccionado hasta el mínimo detalle
requiere tal maduración y reposo. Y así será. Lo poco que se sabe es que no
dejará indiferente a nadie. Las entradas, a ciegas, ya se están vendiendo.