Mejorar la concentración es una necesidad a la hora de encarar tus retos en el mundo académico. Sobre todo, cuando te enfrentas a pruebas más complicadas. Nos referimos, por ejemplo, a exámenes finales, másteres o incluso oposiciones.
En estos casos, nada puede quedar a la improvisación. La concentración es una cualidad que todos poseemos, pero no siempre potenciamos. Algunos perfiles la tienen más desarrollada, puesto que no deja de estar relacionada con la capacidad intelectual o la inteligencia emocional. Sin embargo, si, hasta ahora, no se te ha dado muy bien concentrarte, no debes resignarte. En lugar de tirar la toalla, vale la pena que prestes atención a los consejos que te vamos a dar. A continuación, un repaso a los trucos que puedes poner en práctica para que la concentración te ayude a conseguir mejores resultados en tu estudio. Presta atención.
5 recomendaciones que te vendrán bien a la hora de mejorar la concentración para estudiar
Mejorar la concentración para estudiar es clave cuando tienes que afrontar exámenes muy exigentes o temarios muy amplios. Son evaluaciones en las que no vas a poder confiar solo en tu inteligencia natural, sino que requieren la adquisición de conocimientos de una forma sistemática y que te permita después exponerlos con la máxima calidad.
Necesitas, por tanto, que te cunda el tiempo de estudio. Y más en las actuales dinámicas de nuestras vidas, en las que resulta muy complicado conciliar el ámbito académico con el familiar y laboral. Así que te invitamos a seguir estas 5 orientaciones que te vamos a dar. Toma nota.
1. Dedica un tiempo a planificar
En primer lugar, te conviene invertir unos buenos ratos en programar cómo van a ser tus sesiones de estudio. La regularidad es una de las mejores aliadas de un estudio riguroso. Y tu cuerpo y mente asimilan que la memoria se va a optimizar en unos horarios regulares.
Por consiguiente, tienes que fijar unos horarios que estés en condiciones de cumplir. Los objetivos, en tiempo de estudio y contenidos, deben ser realizables. Incluso tienen que contar con los eventuales imprevistos.
Y, una vez tienes claro cómo vas a organizar las sesiones, falta encontrar un lugar idóneo para emprenderlas. Se trata, básicamente, de una habitación bien ventilada e iluminada. En ella, los elementos que pueden distraerte, como tu teléfono móvil, no tienen lugar. No te dejes tampoco nada por hacer, como ir a por tu botella de agua, antes de empezar a estudiar.
2. Aprovecha los momentos cruciales
Ya te habrás dado cuenta de que no todos los ratos de estudio son igual de provechosos. Y esta circunstancia no se debe tanto a tu nivel de despiste, sino que tiene que ver con los ciclos normales de una sesión de análisis. Ten en cuenta que no se puede mantener el mismo grado de atención en todo momento y de un modo continuado.
Los especialistas, como quienes diseñaron el Método Pomodoro, tienen claro que una hora de trabajo intelectual está dividida en periodos de valles y picos. Comenzamos por un cuarto de hora de escasa concentración y, después, llega un intervalo de, aproximadamente, media hora en el que se optimiza el nivel de aprendizaje. Tienes que dedicarlo a los contenidos que te exijan un mayor rendimiento.
Finalmente, destacamos unos últimos quince minutos de ocaso. El cansancio hace que ya no absorbas los conocimientos con la misma capacidad.
3. Descanso y buenos hábitos
Resulta imprescindible, para dar el máximo de ti, que descanses adecuadamente. Tienes que intentar dormir al menos entre siete y ocho horas al día. De esta manera, se cumple la función reparadora que el sueño tiene para tu organismo.
Por otro lado, no cometas excesos antes de tus sesiones de estudio. Nos parece obvio señalar que el alcohol debe estar proscrito antes de estos trabajos, pero también queremos llamar la atención sobre las comidas copiosas. Acuérdate de que producirán una somnolencia que no te hace ningún bien a la hora de concentrarte.
4. Organiza tus apuntes
De la misma forma que has de tratar de aprovechar al 100 % tus picos de concentración, tienes que preparar las materias para facilitar su asimilación. Nos referimos, en este caso, a que las dividas entre sencillas y complejas. Asimismo, subraya y esquematiza para resaltar lo relevante y que, verdaderamente, debes recordar. Estas técnicas contribuyen a la memoria fotográfica.
5. Haz ejercicios para concentrarte
Son un complemento para aprender a fijar tu atención en lo que te interesa. Por ejemplo, haz ciclos de respiraciones largas con el abdomen. Además, puedes centrar tu atención en algún objeto (como un reloj) o sentir los movimientos de las distintas partes de tu cuerpo.
Estos ejercicios te servirán para perfeccionar tu nivel de concentración.En definitiva, mejorar la concentración supone maximizar tus resultados en el mundo de los estudios. De este modo, multiplicarás los efectos de tus esfuerzos. Es una inversión de futuro que te interesa poner en práctica desde ya.