¿Qué sería de un buen desfile sin una adecuada puesta en escena? A lo largo del Fashion Month las marcas de moda dirigen todos sus esfuerzos a la creación de determinadas atmósferas para ensalzar sus colecciones. Toni Gasa, Director de Comunicación y Relaciones públicas de las Rozas Village, y Héctor Navarro, Doctor Arquitecto por la Universidad Politécnica de Madrid, abordaron este tema en una sesión de experiencia profesional con los alumnos del Máster Oficial en Comunicación de moda y belleza Telva & Yo Dona.
Esa “atmósfera” va más allá del show que el diseñador presenta. Un desfile de moda se compone por numerosas fases, en las cuales, el cuidado de los detalles en el diseño, la producción o el Backstage son fundamentales. Por otro lado, es imprescindible que exista una coherencia entre todas ellas.
Fue durante la segunda mitad del SXIX cuando el creador Charles Frederick Worth mostró por primera vez sus modelos en maniquíes de carne y hueso. Worth reunía a sus clientas en un salón especial donde dichas modelos que solían ser las ayudantes del diseñador en su taller paseaban luciendo sus vestidos de baile. Surge así lo que conocemos hoy en día como desfiles de moda.
Estas escenificaciones se fueron refinando gracias a personalidades como la diseñadora inglesa Lady Duff, quien organizó los primeros desfiles de moda “modernos”, despojando a las maniquíes de la antiestética malla negra que cubría sus cuerpos bajo los vestidos que se presentaban. Así mismo, compraba alfombras y cortinas para decorar los salones de una manera más acorde a las colecciones que mostraba. Es entonces cuando las modelos pasan de ser costureras a personalidades, cambiando sus nombres corrientes por otros más llamativos y fáciles de recordar.
En la actualidad los desfiles de moda han sobrepasado los límites de la complejidad con un objetivo principal: impactar y sorprender al espectador en todas y cada una de sus fases. Una invitación original y seductora es sólo el principio de la historia que cada director creativo quiere contar, un ejemplo brillante fue la invitación para el desfile de la colección Verano 2015 de Dries Van Noten: una caja transparente con musgo en su interior, el mismo que días después recubriría la pasarela.
Fachadas recubiertas de lavanda para acceder al recinto donde se celebrará el desfile de Dior o Sittings cuidados al milímetro con regalo de una funda de Iphone de la colección a presentar, cortesía de Moschino son distintos ejemplos en la estrategia de cada maison. El motivo de unas performances cuidadas y originales hasta la extenuación es captar la atención de un público cada vez más exigente que observa las diferentes propuestas a través de la pantalla de su Smartphone en lugar de sus propios ojos.
Chanel es una de las marcas más brillantes aportando valor añadido a sus colecciones. Karl Lagerfeld ha transformado el Grand Palais de París en un casino, un supermercado, un aeropuerto… incluso una estación espacial. De entre todas ellas, la presentación de su colección Otoño-Invierno 2010 alrededor de un iceberg de 240 toneladas y 5.300 metros cúbicos se lleva la medalla de oro. Las modelos desfilaron con trajes de piel (sintética), emulando a yetis y cavernícolas mientras la masa de hielo gigante se iba derritiendo: un manifiesto sin precendentes sobre la realidad del cambio climático. Lo que configuró un fashion statement en toda regla.
Emplazamientos como el quirófano recreado por Alessandro Michele para Gucci en su última colección o el paseo en barca de la atracción “La Jungla” del parque de atracciones de Madrid ideado por la española María Ke Fisherman, donde los modelos permanecían estáticos e impasibles a la orilla del recorrido, nos dan pistas para entender el cambio que estamos viviendo. En la moda del futuro no existen las reglas y los límites cada vez llegan más lejos. Sin duda, el viaje promete ser apasionante. Por Victoria Barba Cuesta, alumna del Máster Oficial en Comunicación de Moda y Belleza Telva & Yo Dona