La marca personal se ha convertido en una preocupación y en una herramienta imprescindible para profesionales que buscan posicionarse y diferenciarse en este océano de incertidumbre en el que se ha convertido el mercado laboral.
Las habilidades personales son desde hace años un aspecto esencial para reclutar directivos y para crear equipos. Ahora incluso de forma más evidente, en situaciones de incertidumbre, se ha puesto de manifiesto que cobran más importancia. Sobre esas habilidades personales se construye la marca personal que se convierte en el valor más fiable del siglo XXI en el ámbito laboral, no sólo para liderar proyectos y equipos, sino para que las personas desarrollen sus propias expectativas.
Con la pandemia y todos los cambios socio económicos que ha traído, los profesionales han tenido que adaptarse a la nueva realidad. Estamos inmersos en un proceso de cambio constante y esto genera que debamos aprender a adaptarnos y surfear la ola. De ahí que las soft skills, las habilidades blandas que definen la actitud del trabajador, se hayan convertido en prioritarias para distinguir a los profesionales responsables de dirigir a sus equipos en este mar de incertidumbre. No sólo importan las hard skills, las habilidades técnicas que pueda tener un profesional, tiene que saber combinarlas con las soft skills para generar el profesional de hoy. Además, no sólo hay que poner en valor las cualidades sino que, además, muchos profesionales tienen que hacer un reskilling para reposicionarse en el competitivo y cambiante mercado laboral y empresarial.
Si sabes identificar y utilizar tus cualidades y fortalezas y a eso le sumas trabajo, constancia y una estrategia adecuada crearas una marca personal que te lleve a liderar a tu equipo y alcanzar los objetivos previstos. Acompañándolos mejor en el camino a la meta de tus objetivos.
Hoy en día la imagen personal abarca mucho más de lo que se puede entender como la simple imagen que proyectamos. Para poder obtener objetivos adecuados debemos trabajar de dentro a afuera. No sólo debemos quedarnos en la superficie. Por ello, no menos importante es cuidar la mente y el cuerpo. Las jornadas maratonianas, los timings ajustados y la sobrecarga de trabajo nos pasan factura a nivel físico y emocional. La ciencia ha demostrado que generar unos hábitos saludables mejora el rendimiento cognitivo generando trabajadores motivados y productivos.
Las personas somos plenamente conscientes de que debemos cuidarnos y adaptar nuestros hábitos para tratar de mejorar nuestra calidad de vida. El profesional de hoy debe prepararse para estar en plena forma tanto física como emocionalmente para encarar los retos del competitivo, cambiante e inestable mundo laboral. Porque si algo nos ha quedado claro en esta crisis es que estamos en la era del cambio contante. O aprendemos a subirnos al carro y aceptar los cambios como oportunidades de reinventarnos o nos quedamos atrás.
Raquel Mas